jueves, 27 de septiembre de 2007

MENSAJE A LOS PERVERSOS



SALVAR LOS PERVERSOS


Dijo El Maestro Hace Algún Tiempo:


“He venido a salvar a los perversos”

Este planeta es la sede de los reyes y de los perversos. Ha sido ofrecido aquellos la ocasión de redimirse y de ser liberados del juego del mal, de la ignorancia y de la injusticia y del odio, pero lo han rechazado.

Hoy está en acto la última oferta antes del Juicio Final. Quien ha puesto el propio corazón en la luz de la verdad, de la hermandad y de la justicia ya está en el umbral del Reino de Dios y de la redención.

Pues es verdad, cierto y verdadero que sobreviene esta realidad cuando afirma el Maestro que y ninguno debe sentirse garantizado por haber emprendido la calle de la realidad y del servicio al prójimo.

Ninguno debe sentirse mejor que otro, porque ningún justo está sobre la Tierra. Y ninguno pueda quedarse exento de debilidades y tentaciones.

Ocurre por eso, ser humildes y solícitos en el empeño de una tesis de total disponibilidad hacia los desheredados del cielo.

Hay que ser consciente, que ninguno es indispensable, quien sabe sino al último se verá preguntando y contando los talentos que le han sido confiados.

He venido para los perversos, porque este Planeta es una prisión, aunque si, dorada, en el cual se agitan las almas de aquellos que deben necesariamente imperar para realizase y a promover la paz, el amor y la justicia universal.

Es un lugar de pena, habría tenido que ser transformado de un lugar de purificación, de comunión y de Paraíso. Los obstinados perversos de este mundo son destinados a ser exilados en otro planeta, en otra prisión, mucho más primordial y oscura que esta, mucho más cargada de afán, de aquella que los ha hospedado por un tiempo destinado a su redención.

El Amigo del hombre de este Planeta, he venido para salvar lo salvable y los perversos.

El Maestro

Añado yo Santiago “llamado el hermano del Señor”, que este mensaje fue dado hace unos años y que ahora ya no es válido, porque la humanidad ha sido sentenciada.

Lo he expuesto para que vierais que aún después de dos mil años tenías la ocasión de redimiros y salvaros si hubierais creído en sus palabras y su sacrificio.

Santiago